Frío, nieve, hielo.

En mi ciudad, a fines de otoño, en el invierno y al principio de la primavera, suele hacer frío. Mucho frio.



Como también a veces llueve o nieva, el suelo -sea de asfalto, pavimento, tierra o pasto- se congela.

Esa capa suele variar. A veces es bien delgada y otras (la mayoría) es bien gruesita, aumentando de tamaño a medida que las heladas se suceden.



Ello es bueno para el desarrollo de las actividades invernales, que de a poquito van resurgiendo en la ciudad, específicamente el patin sobre hielo y todo lo que se pueda hacer sobre ellos.

Como contrapartida, exige del Municipio una tarea planificada que tiene que ver con la distribución de la capa asfáltica o pavimento de úrea y/o arena y de tierra sobre los caminos de tierra. Por otra parte, los que tenemos vehículos, debemos colocar cubiertas (neumáticos) con clavos para lograr tener control sobre el vehículo.



Este temporada de frío se está caracterizando -hasta el momento- por lo amarrete que es el Municipio en su tarea habitual de las jornadas con hielo y por la carencia de cubiertas con clavos en las gomerías.

Será la estupidez, propia del siglo XXI?

Esperemos que no, pues recién empieza.