En horas de la madrugada de este jueves falleció en Ushuaia el periodista Hernán Cellura, a raíz de un paro cardiorrespiratorio producto del agravamiento de una dolencia que sufría. El trabajador de prensa tenía 30 años y se venía desempeñando como conductor en varios programas de la radio local FM Masters. Además, era periodista de la sección política en el diario TIEMPO FUEGUINO. La noticia de su muerte generó un profundo dolor entre sus colegas, particularmente entre sus compañeros, con quienes compartió el lugar de trabajo hasta su último día de vida.

Y eso es lo que dice la fría noticia.
Yo -que sólo compartía contigo los sábados y los asados- agrego que te vamos a extrañar.
A tu buen humor, a tus comentarios directos y punzantes. Al cariño con el que nos tratabas. A tu buena predisposición para todo y a la hora que fuese.

Anoche estuvimos en contacto a través del messenger hasta pasadas las 23.
Hoy ya no estás con nosotros y ya te extrañamos.

Que descanses.

Y... en el invierno suele nevar.

Mucho frío en la ciudad. Aún hoy.

La semana pasada, el jueves por la noche y el viernes, fueron días de nieve.

Bienvenida!!! (Te extrañaba...)

La Abu

La abuela Elena (La Abu) también venció nuevamente.
Hace no mucho tiempo, enfrentó con entereza la muerte de su querido Eduardo, su marido. Mi Papá.

Docentes ambos. Nos brindaron ejemplos y enseñanzas a lo largo de nuestra humilde pero felíz niñez y adolescencia. Aún después cuando nosotros (sus tres hijos) volamos más allá. Más lejos y más cerca.

Cuando el Viejo se fué, ella hizo honor a su recuerdo y su corazón pareció jugarle feo. Su cabeza sufrió el dolor.

La Abu -así le dicen los nietos- sacó fuerzas de no sabemos dónde y se repuso. Se repuso bien.

Y viajó. Viajó a ese Bariloche al que habían disfrutado juntos. Ella y Eduardo. Como cuando yo era bebé. Como cuando yo ya tenía a mis bebés.

Volvió de mi mano a recorrer y recordar. Con alegría y mirando de vez en cuando al cielo con emoción y efectuar en silencio un guiño cómplice.

Nahu y Caro (2)

Si.
Finalmente se casaron. En una ceremonia hermosa, a orillas de las nacientes del Manso, lograron elevar esa comunión de almas.

Allí donde Nahu aprendió a ser lo que hoy es. Un hombre con mucho para dar y recibir. A veces serio, pensativo. Otras -la mayoría- con una sonrisa leve pintada en la cara y un par de ojos que miran más alla.

Un regocijo para ellos, sus padres y hermanos y para toda la gente que los quiere bien.

Emocionados hasta las lágrimas, recordaremos este viaje por siempre.